Hamlet comprueba el relato del espectro, haciendo
representar ante el rey un drama (el asesinato de Gonzago), que
reproduce las circunstancias del delito, y el rey no sabe dominar su
agitación. En una escena en que clama contra su madre, Hamlet supone que
el rey está escuchando detrás de una cortina y saca la espada, pero
mata en cambio a Polonio. El rey, decidido a hacer desaparecer a Hamlet,
le envía a Inglaterra con Rosencrantz y Guildenstern, pero los piratas
capturan a Hamlet y lo devuelven a Dinamarca.
A su
llegada encuentra que Ofelia, loca de dolor, se ha ahogado. El hermano
de la muchacha, Laertes, ha vuelto para vengar la muerte de su padre
Polonio. El rey, aparentemente, quiere apaciguarlos e induce a Hamlet y a
Laertes a rivalizar, no en un duelo, sino en una partida de armas que
selle el perdón; pero a Laertes le dan una espada con punta y
envenenada. Hamlet es traspasado, pero antes de morir hiere mortalmente a
Laertes y mata al rey, mientras Gertrudis bebe la copa envenenada
destinada al hijo. El drama concluye con la llegada del puro Fortinbrás,
príncipe de Noruega, que se convierte en soberano del reino.
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